Como la conmovedora historia relacionada con la reciente subasta de la casa de los sueños de 14 millones de euros y 7.900 metros cuadrados de una pareja de Connecticut que descubrió, una vez que la había construido y que se había mudado a vivir en ella, que el estilo de la vivienda, sus proporciones y comodidades -sala de billar, teatro y patio interior de estilo toscano- no encajaban con ellos en absoluto. "Con 3.200 metros cuadrados habría sido feliz", dicen que comentó la esposa.
Creo que esas pocas palabras resumen muy bien lo que significan la mundialización y la crisis que nos azotan: consumir por encima de lo necesario (7.900 m2) no trae el bienestar, ni individual ni colectivo, pero no podemos dejar de consumir (3.200 m2).
A buen entendedor...
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