Todos los informes emitidos en los noventa sobre la evolución de la seguridad social en España fallaron estrepitosamente
Si los expertos tuvieran además razón, estaríamos justo ahora en pleno crash del sistema público de pensiones. La deuda acumulada supondría nada menos que el 10,74% del Producto Interior Bruto y el déficit generado sólo en el último ejercicio equivaldría al menos al 1% del PIB. O más.
Pero el sistema ha sobrevivido a los expertos y catedráticos que a mediados de la década de 1990 lanzaron tan negros presagios. Pese a ser España uno de los países que más sufre la crisis, la Seguridad Social cerró el ejercicio de 2009 con un superávit de 8.500 millones. Y su Fondo de Reserva suma ya 62.000 millones, el 6% del PIB. El sistema quizá necesite ajustes, pero su situación está muy lejos de ser terminal.
¿Qué pasó? ¿Cómo es posible que tantos y tan distinguidos catedráticos y servicios de estudios tan prestigiosos como el de La Caixa y el del entonces BBV se equivocaran tanto? "Ahora ya no hay duda de que aquellos informes estaban mal hechos, se basaban en modelos muy arbitrarios", opina Ignacio Zubiri, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad del País Vasco (UPV), uno de los mayores expertos en pensiones, que no se apuntó a las predicciones apocalípticas.A partir de 1994, hubo un auténtico aluvión de estudios aparentemente muy serios y firmados por expertos de solvencia probada que sostenían que el sistema era insostenible a muy corto plazo. Casi todos coincidían en que los números rojos iban a aparecer en 1995 y que a partir de entonces la pendiente sería cada vez más pronunciada. La conclusión recurrente era que, en consecuencia, había que pasar con urgencia de un sistema de reparto a otro de capitalización, privado.
Las entidades financieras fueron las mayores emisoras de informes de este tipo, que tuvieron un gran eco en los medios de comunicación. Pero la entidad más activa fue probablemente el Círculo de Empresarios de Madrid, que en 1996 encargó un informe a José Piñera, el ministro de Augusto Pinochet artífice de la privatización del sistema de pensiones en Chile, en la década de 1980.
Ni La Caixa ni el Círculo de Empresarios, contactados por Público, han querido comentar ahora los estudios. La entidad financiera, por "sobrecarga de trabajo". Por su parte, un portavoz del Círculo subrayó: "En cuanto a la idea de las predicciones de quiebra del sistema, nuestra posición ha sido siempre que el sistema de reparto, por su propia naturaleza, nunca puede quebrar ya que siempre le quedará al Gobierno la posibilidad de evitarlo".Sin embargo, el primer gran estudio del Círculo, el encargado a Piñera en 1996, tenía la siguiente tesis central: "El actual sistema estatal de reparto está abocado, desde una perspectiva económica, a la quiebra". A esta conclusión se llegaba a través de combinar "un conjunto de datos exógenos" e incorporando "supuestos razonables".
El mayor error que suele atribuirse a todo este conjunto de estudios es que no fue capaz de prever la gran inmigración que llegaría a España. Pero Zubiri subraya que la lista de errores es inacabable. Y que se descartaron todas las variables que podrían tener un efecto positivo, como mejoras en la tasa de actividad, particularmente femenina, que es muy inferior a la europea.
Economistas críticos creen que el objetivo era apoyar planes privados
"Este tipo de modelos están muy teledirigidos; dependen de variables subjetivas que pueden dar resultados muy distintos con leves retoques indemostrables. Es fácil conseguir los resultados que uno quiere", explica Zubiri. Y añade: "No sé si hubo mala fe, pero los errores fueron enormes".
Planes privados
Zubiri se adscribe a la tradición económica clásica. Pero otros economistas vinculados a la corriente crítica no tienen duda de que los errores no eran casuales : "El objetivo era estimular los sistemas privados de pensiones y han tenido éxito porque con tanto miedo mucha gente les creyó y el Estado se vio obligado además a ofrecer cuantiosas desgravaciones", opina Miren Etxezarreta, catedrática emérita de Economía Aplicada de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y coautora de Qué pensiones, qué futuro (Icaria).
Su colega José Iglesias Ferández, economista formado en Oxford y Londres, apunta la hipótesis de que las entidades financieras "promovieron el pánico" deliberadamente para "quedarse con un suculento negocio". Para lograrlo, añade, se sirvieron de los prestigiosos académicos.
La autocrítica ha sido mínima y nadie se ha dado por enterado. El Círculo de Empresarios ha seguido realizando periódicamente informes el último, en 2009 con premisas idénticas. En 2001, cuando según sus pronósticos el sistema hubiera tenido que saltar ya por los aires y en cambio estaba en superávit, el Círculo actualizó el estudio de Piñera. En la presentación, el nuevo informe ventiló los errores así: "Las variaciones en las previsiones a corto plazo no desmienten en absoluto las conclusiones de los modelos económicos aplicados, sino más bien todo lo contrario".
"Lo peor de todo es que no se ha aprendido nada", lamenta Zubiri. Las predicciones a muy largo plazo aún tienen una salud magnífica.